El arte de trolear: análisis psicológico y cultural de los trolls en Internet

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El troleo en Internet no es nuevo – apenas masificado el internet, las personas comenzaron a aprovechar el anonimato para desatar su lado más perverso – y a partir de ahí se extendió y popularizó con la evolución de las plataformas digitales. Desde el punto de vista social, se convirtió en un fenómeno fascinante.

Se trata de una práctica que prueba los límites de la libertad de expresión, y también los límites de la paciencia. Una mala práctica social que aflora lo más oscuro de la conducta humana y de una subcultura en línea.

En este artículo, vamos a emprender un viaje por estas lejanas tierras de fantasía para explorar en qué consiste el oscuro arte del troleo, desde el punto de vista psicológico y desde el punto de vista cultural.

¿Qué es un troll?: Un troll (en internet) es una cuenta anónima (en algunos casos falsa) que interactúa con otras con el único objetivo de desviarle de su misión principal, que es el de entregar su mensaje. Pero, también hemos observado cuentas de formadores de opinión que se comportan como troll, a veces.

Para llevar a cabo su objetivo, los trolls recurren a varias técnicas como, por ejemplo: mensajes provocadores, comentarios irrelevantes o fuera de tema. Buscan con ello molestar, provocar una respuesta emocional en los usuarios en general y en particular en el propietario de la cuenta a la que trolea, o simplemente darle un giro a la conversación, para que deje de girar sobre su eje original.

Así es, se trata de un Joker, pero del mundo digital. Ellos solo quieren ver arder la red, o al menos, ese pequeño y húmedo rincón de su diminuto mundo: una conversación cualquiera.

En el aspecto psicológico: se llevaron y llevan adelante investigaciones sobre qué motiva a las personas a trolear. Algunos estudios sugieren que los trolls revelan rasgos oscuros de la personalidad de su administrador, incluyendo el narcisismo, el maquiavelismo y la psicopatía; y el anonimato que les ofrece la red, permite que muestren partes de su personalidad que en situaciones normales se esforzarían por ocultar.

El aspecto social: El troleo no es exclusivo de una comunidad en línea o cultura en particular. Pero es verdad que ciertos ambientes en línea son más propensos al troleo que otros: Foros de discusión política, secciones de comentarios en medios de comunicación y plataformas de redes sociales son el campo más fértil para los trolls.

El entretenimiento es el principal gancho para que los usuarios se mantengan conectados a la plataforma de su preferencia, por lo general, en ese espacio de ocio y distracción, los usuarios prefieren evitar los conflictos y las discusiones estériles. Por lo que el troleo erosiona considerablemente a las comunidades que buscan, de una forma honesta y sincera, compartir mensajes de alto valor con la audiencia.

Por esto, para poder mantener sana una comunidad, algunos administradores deciden ser muy estrictos e intolerantes con este tipo de conductas, y establecen, normas que buscan desalentar el troleo. También existen en la actualidad herramientas disponibles, dentro de las plataformas, para denunciar este tipo de mal comportamiento.

 Trolleo y política: Este fenómeno se muestra con mucha fuerza en el ámbito político, y con más frecuencia durante periodos electorales o de definición de proyectos de Ley, políticas públicas, etc.

Entre las tácticas de troleo se destacan aquellas que buscan polarizar debates, difamar a oponentes, desinformar, y sembrar confusión. Existen ejemplos – en toda Latinoamérica – en que granjas enteras de trolls se han contratado para intentar instalar un tema de debate, desviar la atención del público, y con ello manipular la opinión pública.

Para terminar, trollear es – sin duda – un arte que se sitúa en el punto donde se encuentran la psicología y la cultura. Aunque es una práctica cuestionable que puede tener graves consecuencias, también es un reflejo de los valores, tensiones y contradicciones de nuestra sociedad digital.

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